domingo, 5 de junio de 2016

ACLARACIONES SOBRE EL INCIDENTE DE CARLOS SANZ EN EL CENTRO DEL LOBO IBÉRICO

Estimad@s amig@s:

Como much@s de vosotr@s ya sabéis, el pasado 26 de mayo tuve un serio percance en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León (Robledo de Sanabria - Zamora) (http://www.centrodellobo.es/), en donde trabajo como biólogo responsable del mantenimiento y manejo de los lobos. Incidente del que inmediatamente se hicieron eco los medios de comunicación, con diversas noticias que en las primeras horas fueron un tanto confusas y alarmistas, a causa especialmente de mi traslado en helicóptero a un hospital de León, y que causaron la lógica preocupación en quiénes las leían o las seguían por televisión. 
Debo recordar antes de nada que llevo trabajando y conviviendo con lobos más de cuarenta años, habiendo criado más de un centenar de ejemplares para diversos programas de televisión, documentales, exposiciones y todo tipo de proyectos didácticos y divulgativos relacionados siempre con la defensa y la conservación de la especie, desde los tiempos de “El Hombre y la Tierra” hasta la actualidad. (http://carlossanzamigolobo.com/carlos_sanz_y_el_hombre_y_la_tierra.html). Y en todos estos años jamás había sufrido una agresión directa por parte de un lobo, ni había tenido siquiera que ir al médico para curarme ninguna herida ocasionada por alguno de estos animales.

 Carlos Sanz con “Atila”, “Dakota” y “Jara”, 
en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León


Sin embargo, en esta ocasión me vi sorprendido por una reacción agresiva y totalmente inusual por parte de “Atila”, un fuerte y poderoso macho de cuatro años de edad, que en ese momento estaba acompañado por “Dakota” y “Jara”, otras dos lobas de cuatro y tres años, respectivamente. Conviene señalar que “Dakota” estaba en avanzado estado de gestación, y que aunque habitualmente se muestra sumisa y cariñosa conmigo (y generalmente también con mis compañeros de la Unidad de Manejo y Control Veterinario del Centro), tal vez ese día estaba especialmente “mimosa” y con ganas de afecto. Y es probable que en ese momento “Atila” se sintiese algo “celoso” y excesivamente “protector” de su hembra, reaccionado de forma imprevista y con una marcada agresividad hacia mi persona. Y aunque el macho dominante de esa manada me ha podido considerar en cierto modo como un “competidor” en determinadas circunstancias, siempre me ha respetado y me ha permitido permanecer junto a él y a “Dakota” sin ningún problema, incluso durante los días más “íntimos” del período de celo de la pareja…

El caso es que por algún “extraño motivo”, cuando el pasado 26 de marzo entré con los lobos acompañado de mi compañera Silvia (la veterinaria que atiende y cuida a los animales del Centro para que se encuentren en las mejores condiciones físicas, síquicas y sanitarias posibles), “Atila” se mostró desde el primer momento más nervioso y asustadizo de lo habitual… E incluso pienso que estaba un poco “a la defensiva” y que pudo considerarme como una “amenaza” para su loba, intentando defenderla de una forma totalmente inesperada y agresiva, y lanzándose sobre mí en una reacción absolutamente inusual y extraordinaria en un lobo “troquelado” y socializado con las personas desde sus primeros días de vida…

Afortunadamente, la rápida y acertada intervención de mi compañera Silvia, que desde el primer momento me prestó su ayuda y reaccionó decididamente, salvaguardando ella misma su propia seguridad, me permitió salir del recinto por mi propio pie…

Una llamada al 112 por parte de Darío (un compañero de mantenimiento del Centro que inmediatamente me atendió tras el incidente), puso en marcha la rápida y eficaz intervención de los equipos sanitarios, que me realizaron las primeras curas de urgencia sobre el terreno, y que me trasladaron posteriormente en ambulancia y helicóptero medicalizado al Complejo Hospitalario de León, donde me hicieron todas las pruebas diagnósticas necesarias y me curaron con gran cariño y profesionalidad las diversas heridas sufridas en mi “pelea” con “Atila”, dándome el alta hospitalaria a media tarde.

Felizmente, y aunque las heridas fueron múltiples y de cierta gravedad, afectándome principalmente a los brazos, a la pierna izquierda y al cuero cabelludo, ninguna de ellas me afectó al cuello ni a ningún órgano vital, ni tampoco a venas, tendones ni nervios importantes. Y gracias a los antibióticos que estoy tomando desde entonces y a las curas diarias que me están realizando en el centro de salud o en mi propio domicilio, tengo que comunicaros con gran satisfacción que todas las heridas están cicatrizando perfectamente, que ninguna de ellas se ha infectado, que no he tenido fiebre en ningún momento y que los dolores han sido bastante “soportables”…

Y espero que en pocos días me den el alta médica y pueda reincorporarme al trabajo a la mayor brevedad posible, con muchos ánimos y ganas renovadas de seguir luchando por la conservación del lobo y por su compatibilidad con los humanos de todo tipo y condición…

Carlos Sanz con "Atila" en el Centro del Lobo 
Ibérico de Castilla y León


INTENTO DE “SABOTAJE” EN EL CENTRO DEL LOBO IBÉRICO

Pero no puedo dejar de comentar un hecho insólito e “inexplicable” que ocurrió precisamente el día anterior a mi incidente con los lobos, y que tal vez pudiera haber sido el responsable del nerviosismo generalizado de los animales el pasado 26 de mayo, e incluso el desencadenante del extraño y agresivo comportamiento manifestado por “Atila” cuando yo entré en su recinto.

Pues mientras mis compañeros de la Unidad de Manejo y Control Veterinario (Silvia y Tomás) se encontraban con tres de los lobos del Centro, realizando las habituales tareas de socialización y habiéndolos trasladado de un cercado a otro para fortalecer el “espíritu de manada” y para mejorar el enriquecimiento ambiental de los animales, observaron que una de las lobas (“Oscura”) se salió del cercado por un gran hueco practicado en el vallado, y que otro de los lobos (“Sauron”) se asomaba con cierto recelo por un gran portón de acceso al recinto, cuyas puertas estaban abiertas “casualmente”…

Inmediatamente se dieron cuenta de que “alguien” había roto el candado y había dejado las puertas abiertas intencionadamente, y que además había realizado un gran “boquete” en el cercado, cortando un amplio tramo de la gruesa alambrera del vallado de aproximadamente 2,5-3 m. de largo por 1 m. de altura. Para “rematar la faena” había doblado la alambrera cortada en su parte inferior, y había colocado encima ramas de brezo y otros arbustos para que los lobos no recelaran y pisaran encima, con la clara intención de que se salieran por el orificio practicado. Y para “rizar el rizo” había cortado también el cable del pastor eléctrico de seguridad, y se había “divertido” practicando un corte de similares características y amplitud a pocos metros de distancia y a la misma altura, en el doble vallado de seguridad que recorre perimetralmente toda la extensión del Centro, con la clara intención de que los lobos hubieran atravesado sucesivamente las dos aberturas “paralelas” practicadas en la doble cerca y que se hubieran escapado a terreno libre y abierto…

Mis compañeros cerraron inmediatamente las puertas y evitaron que “Sauron” y “Clarita” salieran del recinto, mientras que “Oscura” se mantuvo en el amplio espacio existente entre los dos vallados de seguridad durante algún tiempo, algo asustada y desorientada, apartada del resto de los lobos y sin saber muy bien cómo volver con el resto de la manada. Tiempo de “estrés” por parte de todos los lobos del Centro y de cierto nerviosismo y preocupación por parte de mis compañeros, hasta que finalmente lograron tranquilizar a la loba “escapada” y consiguieron que entrase por una de las puertas de otro cercado anejo y se reuniera finalmente con sus hermanos… Y una vez controlados todos los lobos dentro de los recintos de seguridad, procedieron a reparar provisionalmente los desperfectos ocasionados en los vallados, estuvieron “tranquilizando” a los lobos durante un buen rato, y volvieron a ubicar a cada manada en los correspondientes cercados de manejo acondicionados para su esparcimiento y para la adecuada contemplación por parte del público visitante.

Nunca sabremos con total seguridad si los “insensatos” que se divirtieron la noche anterior cortando los vallados estuvieron además hostigando a los lobos para que escaparan de sus recintos, ni si estos hechos fueron el “detonante” que hizo explotar con inesperada agresividad el instinto protector de “Atila” hacia su hembra, o si los cortes de los vallados (al parecer con una radial…), los ruidos y movimientos a horas intempestivas, los gritos, las carreras, los nervios, el estrés y el “mal rollo” general que hubo el día anterior en el Centro entre personas y animales pudo influir, de forma decisiva, en el insólito y excepcional comportamiento del lobo hacia mi persona, que pudo tener consecuencias mucho más graves …

Pero de lo que no cabe duda es que el “intento de sabotaje” perpetrado por unos “salvalobos” irresponsables desestabilizó el normal y buen funcionamiento del Centro del Lobo Ibérico, y ha supuesto una grave amenaza para la propia continuidad de este importante Proyecto de educación ambiental, de divulgación y de sensibilización sobre esta emblemática especie de nuestra biodiversidad, que se puso en marcha tan solo hace unos meses gracias al trabajo, el esfuerzo y la ilusión de muchas personas, y al apoyo y la financiación conjunta y solidaria de muchas Instituciones. Poniendo en riesgo, además, los puestos de trabajo de todas las personas que directa o indirectamente prestan sus servicios en dicho Centro, un punto de referencia a nivel nacional e internacional que sin duda se está convirtiendo en un motor de desarrollo socioeconómico de la Sierra de la Culebra y su entorno, y que ya ha recibido más de 16.000 visitas desde que se abrió al público el pasado mes de octubre.

Por otra parte, conviene destacar que los “iluminados” que pretendieron “liberar” a los lobos socializados o “troquelados” del Centro (“hazaña” que afortunadamente no consiguió su objetivo, y que espero sirva a sus autores para reflexionar y para no volver a intentar nada parecido…), pusieron asimismo en peligro la seguridad e integridad de otras personas y de los propios animales, pues en el caso de que algún ejemplar realmente hubiera sobrepasado el doble vallado de seguridad y hubiera accedido al exterior, probablemente hubiera sido atacado por otros lobos salvajes que habitan en la zona, y que le hubieran considerado como “intruso” en su territorio; o podría haber sido atropellado o sufrir cualquier otro percance si se hubiera aproximado a zonas habitadas en busca de comida… Aunque personalmente pienso que incluso en ese hipotético caso nunca se hubiera alejado mucho del Centro, en donde permanecían el resto de los lobos de su manada…

No esperamos que los “valientes” que rompieron los vallados de los lobos con nocturnidad y alevosía den la cara y pidan perdón por los daños causados y los que pudieron provocar, pero sí que confiamos en que las investigaciones de la Guardia Civil permitan identificarlos y ponerlos a disposición de la Justicia lo antes posible, para que al menos “se les caiga la cara de vergüenza”…

En cualquier caso, quisiera aprovechar este incidente, del que involuntariamente he sido “protagonista”, para hacer un llamamiento a todos los amantes, admiradores y defensores del lobo para que condenen de la forma más enérgica posible cualquier forma de acción violenta en la defensa de nuestro “Amigo Lobo”.

A la especie más polémica y controvertida de nuestra fauna no se la protege ni se la defiende mejor con acciones “radicales” ni con insultos y descalificaciones de los que piensan diferente, y que únicamente provocan enfrentamientos con otros colectivos y agentes sociales, sino con respeto, tolerancia y diálogo entre todos, buscando fórmulas de consenso y equilibrio que hagan compatibles los distintos intereses y visiones que existen en nuestra sociedad en torno al lobo. Pues en el Siglo XXI y en nuestro País no sólo es posible, sino que resulta totalmente imprescindible lograr una auténtica y duradera coexistencia entre el lobo y los diferentes actores y colectivos que de una u otra forma conviven con él, y que están implicados en su conservación y en su gestión: personal de las distintas administraciones medioambientales, asociaciones agrarias y sindicatos ganaderos, sociedades y federaciones de cazadores, ONGs conservacionistas, medios de comunicación y sociedad en general.


AGRADECIMIENTOS

Muchas gracias de todo corazón a tod@s los que os habéis interesado y/o preocupado por mí desde el primer momento, mostrándome vuestro afecto y apoyo, y enviándome ánimos y buenos deseos de recuperación personalmente o a través de llamadas telefónicas, mensajes de voz o correo electrónico, whatsapp, sms,… Gracias a los medios de comunicación, a todos los equipos técnicos, médicos y sanitarios que me atendieron, me trasladaron en ambulancias y helicóptero y me curaron las heridas. Gracias a los responsables de la Junta de Castilla y León, de la Fundación Patrimonio Natural y a mis compañer@s del Centro del Lobo Ibérico de Robledo de Sanabria, que me han acompañado y arropado desde el minuto uno. Gracias a mis familiares, amig@s y conocid@s, que se sobresaltaron con las primeras y alarmantes noticias del incidente… Gracias también a todas aquellas personas que no me conocen de nada, pero que asimismo me han mostrado su solidaridad y apoyo, directa o indirectamente, a través de terceras personas, de los distintos medios de comunicación y de las redes sociales,…

Y muchas gracias especialmente a mi compañera Silvia por su rápida y decisiva intervención, pues a ella le debo que todo haya quedado en un “susto” y que ya pueda estar de nuevo con tod@s vosotr@s, intentando contribuir en la medida de mis posibilidades a buscar puntos de encuentro y diálogo, y a lograr una auténtica coexistencia entre el Hombre y el Lobo…

Por mi parte no guardo el menor “rencor” a nadie, ni a lobos ni a personas, y tan solo considero los incidentes ocurridos como si fueran “gajes del oficio”…

Saludos y aullidos para tod@s

Carlos Sanz http://amigolobocarlossanz.blogspot.com.es/ 


 Carlos Sanz aullando con “Dakota” y “Atila”, 
en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León


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